Los últimos días de agosto nos adelantaba que setiembre venía lluvioso, Lorena se preguntaba si el día más bonito de su vida iba a estar gris, o iba a llover lo suficiente para enlodar el venue elegido para su recepción, felizmente eso no sucedió, y aunque no hubo un sol radiante, la garúa no empañó para nada el evento, por el contrario, le dio un toque romántico de no olvidar. Rodrigo por su parte, preparaba el surtido del bar con mucho cuidado, para que todos sus invitados encuentren su bebida favorita y pasen un momento estupendo; a la vez estaba enfocado en las confirmaciones de asistencia y encargándome cuidadosamente algunas coordinaciones con la familia.
Lorena es una arquitecta soñadora, organizada y risueña, Rodrigo un administrador centrado, analítico, pero un poco “light” para algunos aspectos de la boda; era muy fácil reír con él sobre la mirada que tenía sobre algunos aspectos que a Lorena le hacían “ruido” en su cabecita.
Así es el amor y la física: polos opuestos se atraen y yo, agregaría que se complementan. Una boda es un evento único y debería ser memorable, lleno de la mejor vibra y sobre todo, una experiencia llena de magia y emoción para los novios.
Cuando Lore y Rodri tocaron a mi puerta, se acababan de enterar que su boda podía correr un gran riesgo, poniéndola en manos de un proveedor con malas prácticas que podía haber empañado su gran día; gracias a Dios esto no sucedió y comenzamos a trabajar juntos dejando ese capítulo atrás.
Me siento afortunada de haber recibido un cheque en blanco de confianza para salir al rescate de este desafortunado problema y encaminarlos en la ruta de una planificación llena de risas, de complicidad y de la mejor vibra de los novios, mi equipo de trabajo y los proveedores que fueron eligiendo para dar forma a este gran proyecto. Destaco grandemente el compromiso y el amor que le pusieron las marcas que me acompañaron a pintar nuevamente las sonrisas en los rostros de Lore y Rodri, durante toda la planificación, la consigna era clara entre nosotros: que los novios entierren el mal recuerdo y que su boda sea mucho más linda de lo que soñaron; hoy puedo decir: misión cumplida.